2026 debe ser el año de la recuperación de los salarios: tanto con su subida como con la contención de precios básicos
Con el inicio de cada año, es necesario hacer balance del que se cierra y establecer las prioridades para el que viene, que, en el caso de USO, no puede ser otra que la fuerte subida de los salarios en 2026. “Pero propósitos suena a intentos, a buenos deseos. En USO queremos certezas, realidades: que los salarios en 2026 suban para recuperar el nivel de vida que las fuertes subidas de precios de los productos básicos nos han robado”, pide Joaquín Pérez, secretario general de USO.
Para el sindicalista, “lo importante es defender cosas simples, buscar mejorar lo que nos preocupa cada día. Si preguntamos en la calle por qué debemos luchar en 2026, las respuestas no van a distar mucho: llenar el carro de la compra con lo que necesitamos, pagar el alquiler o la hipoteca sin tener que elegir entre eso o poner la calefacción, y llegar a casa antes de que nuestros hijos, nuestra pareja o nuestros amigos se hayan ido ya a dormir. Es decir, tiempo y salarios. En 2026 debemos priorizar vivir”.
Y, para ello, “el empleo debe centrar el debate en el Congreso, no los juegos de tronos. No podemos vivir permanentemente en un clima electoralista, sino en un debate propositivo y fructífero para mejorar la vida de todos”.
Los precios de los alimentos y la vivienda
“Hoy mismo acabamos de conocer el dato adelantado con el que el IPC cerrará 2025. Es el 2,9 %, ligeramente por debajo del 3 % en el que se ha venido moviendo en los últimos meses. La subida pactada por convenio lleva también varios meses por encima del 3 %. Esto sería una buena noticia en un contexto normal: los salarios, poco a poco, subiendo más que los precios, recuperando poder adquisitivo. Sin embargo, la realidad no es esa”, lamenta Pérez.
Para el secretario general de USO, “hay dos formas de subir los salarios. Una, la directa, la que entendemos todos. Pero, ahora mismo, hay personas a las que se les está subiendo el sueldo y son más pobres que hace un año. Es imprescindible controlar los precios de los productos básicos. Si hay que actuar directamente sobre sectores en crisis, como el avícola o el porcino, habrá que hacerlo. Pero ninguna economía familiar puede soportar subidas mensuales del 10 o el 20 % en algo tan básico para la cesta como una docena de huevos”.
Alimentos, transporte, electricidad… y la vivienda en toda su magnitud. “Una vivienda digna es hoy un objeto de lujo. Es inconcebible. La crisis de la vivienda afecta sobre todo a los jóvenes, pero es en realidad un problema de todos”, recuerda Joaquín Pérez.
Así, “quienes no pudieron acceder en su momento a una vivienda en propiedad, hoy lo ven como una quimera. Pero ni siquiera pueden pensar en un alquiler digno por menos de un salario. Estamos hablando de familias enteras buscando habitaciones en pisos compartidos. Hemos visto intentos de regular el precio de la vivienda, actuaciones punitivas al uso turístico ilegal, pero no una gran política de vivienda en la que se impliquen los tres estamentos administrativos con lealtad hacia el ciudadano”.
Democracia sindical
A pesar de que para la ciudadanía este pueda parecer un tema lejano, USO mantiene su pulso por instaurar una democracia sindical real en España, sin bisindicalismo ni privilegios que coarten las libertades individuales y colectivas.
En las últimas semanas del año, USO ha formalizado su queja ante la OIT por la vulneración de este derecho fundamental y de los propios convenios suscritos por nuestro país.
“Como organización, vemos todas las trabas que la legislación sindical supone para un desarrollo pleno y en igualdad de condiciones de nuestra labor. También lo padecen en su trabajo diario nuestros delegados, nuestra afiliación cuando quiere promover libremente unas elecciones sindicales y no puede. Sin embargo, es un tema que, interesadamente, nunca ha saltado a la actualidad política. Cambiar una de las leyes más obsoletas de nuestro sistema actual no es prioritario para casi nadie. La falta de pluralidad sindical beneficia no solo a los dos sindicatos más representativos, también a patronales y gobiernos, cómodos con un diálogo social cerrado y con los mismos interlocutores de siempre”, expone Pérez.
Sin embargo, el secretario general de USO lo tiene claro: “gran parte de la falta de políticas laborales se debe al funcionamiento anquilosado de ese diálogo social. En USO apostamos por más voces, por más pluralidad, por más fuerza de la parte sindical. Será una lucha que esperamos que, al fin, traiga sus frutos este 2026”.
























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